jueves, 14 de abril de 2011

Cuando fuimos los mejores

(Por Svetlana Zueva)



Casi no recuerdo mi primer colegio, solamente que era pequeño, y me acuerdo solo de unos pocos amigos, compañeros de la clase, porque tuve que cambiarme cuando tenía ocho años: nos mudamos de un pequeño pueblo a la ciudad. Mi nuevo cole era grande, con largos pasillos, y tenía forma de letra “H”, estaba enfrente de un pequeño centro comercial a donde a veces iba con mis compañeros cuando hacíamos novillos.



Al entrar al cole el primer día me pareció otro mundo, un “gran mundo”, que tenía que conocer. Mi primera profe era estupenda, hasta el día de hoy nos acordamos de ella, sabía explicar y nos animaba mucho a estudiar. Ella me presentó a la clase y me ayudó mucho a adaptarme a ese nuevo “gran mundo”. Como yo era una persona tímida, durante el primer mes me fue difícil comunicarme con los nuevos compañeros de la clase, pero al final nos hicimos buenos amigos y aún tenemos contacto entre nosotros a través de una red social.

Al cabo de un mes de entrar en el cole, yo era una persona muy famosa, porque sucedió una historia cómica. Como no había hecho los deberes en casa, empecé a hacerlos antes de empezar la clase, cerré la puerta de la clase con la llave que había cogido de encima de la mesa de la profesora, para que no pudiera entrar, hasta no acabar de hacer mis deberes. Por mala suerte, estropeé la cerradura y estuvimos encerrados casi tres horas. Ninguno de mis compañeros se chivó de que había sido yo.

Bueno, en el cole pasaban cosas buenas y malas, pero en general, a mí me gustaba mucho mi escuela con su “gran mundo”, nuestra clase siempre estaba unida y por eso fuimos los mejores de nuestra época.

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