viernes, 7 de mayo de 2010

Excursión a la Comarca del Río Aranda, 6 de mayo de 2010

Ayer recogimos lo que podríamos necesitar y preparamos nuestras mochilas y bolsos para enfrentarnos a la excursión que cada año realiza el Departamento por tierras de Aragón, con el fin de familiarizar al alumno extranjero con paisajes y costumbres –que alguno conocen perfectamente e incluso nos corrigen-. Esta vez fuimos tentados por una ruta que la Diputación Provincial de Zaragoza bautizó con el nombre de “Palacios y Castillos del Jalón”. La tentación fue grande y no tardamos en ponernos en marcha para organizar el evento.

Comenzamos la visita con nuestra llegada al centro de Morata de Jalón, donde pudimos contemplar nuestro primer palacio, que distaba mucho de lo que habíamos esperado. Cerrado y deteriorado,  nos dio un mal presentimiento ya que, si aquello era el principio de la excursión y empezaba así, ¿Qué encontraríamos a medida que avanzáramos? Dimos la vuelta al palacio por si acaso nuestros ojos se habían equivocado, pero vimos más de lo mismo y en peor estado.

Como alma que lleva el diablo, tomamos el camino a Chodes, esperando que la vista de las huertas, del puente sobre el Jalón y la naturaleza limpiaran nuestros ojos de tristeza y decepción. Y… lo conseguimos. La llegada a Chodes fue tranquila, reposada, alegre por el paseo matinal y porque no hacía demasiado frío ni aire. A la llegada nos pusimos enseguida al día de las minas, de los camiones que rompían los arcos de la plaza, de la semejanza con la de Tarazona, y nos fuimos a tomar un cafetito.

Posteriormente enganchamos el camino hacia Mesones de Isuela, donde todos demostramos nuestra buena forma física al subir sin temblar la costanera del castillo donde nos esperaba el guía –al que intenté robar las gafas de sol aduciendo su gran parecido con las mías-. Con un cierzo repentino, salvaje, encolerizante y a ratos acuchillante realizamos la visita del castillo y vimos desde el altozano las tierras de Castilla y los montes y vegas circundantes.

Agotados por tanta frescura ventosa, acometimos la etapa final a Illueca, con la espera de la recompensa gastronómica. Subimos a la Hospedería Palacio del Papa Luna y ya nos esperaban para comer. Todo preparado y todo bajo control. Buena comida, abundante bebida, inmejorables postres y una cierta pereza posterior que apetecía más de una siestecilla que de otra sesión cultural.

Revisamos el palacio y llenos de datos, palabras e historias, acometimos el último reto de ir a mirar los calzados al almacén e intentar salir sin comprar. No todos lo conseguimos, pero a algunos nos salvó la llegada del nuevo autobús que nos devolvería a Zaragoza. Llegamos cansados y ventilados, pero creo que nos quedó a todos un buen sabor de boca.
No sé si hablamos mucho español o si la excursión sirvió de inmersión, pero sí que se oyeron voces e idiomas que las piedras centenarias guardarán entre sus paredes para los siglos venideros.
Un placer, de verdad.

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Excursión a la Comarca del Rio Aranda que el Diputación Provincial de Zaragoza bautizó con el nombre “Castillos y Palacios del Jalón”. 06.05.2010. de E.O.I. Nº 1., colaboración de Yana Kruglova


La historia de estas tierras se dirime entre las guerras de frontera con Castilla, los señoríos de la nobleza y el clero, y el desarrollo artístico de los siglos XVI y XVII. Todo ello se refleja en sus construcciones, entre las que abundan las fortalezas y los palacios, en ocasiones inmersas en planes urbanísticos que plasman el poder que ataño ostentaban unos pocos privilegiados.
A unos 60 kilómetros de Zaragoza, desviándose desde la A-2, el viajero se topa con Morata de Jalón. Señorío de los condes de Morata y marqueses de Villaverde, éstos construyeron aquí un enorme palacio barroco que, junto con la fachada de la iglesia de Santa Ana y de la Casa Consistorial, forma parte de un conjunto de gran armonía.

Chodes constituye un ejemplo sin precedentes en el barroco aragonés, de trazado urbano de nueva planta. Un eje de coordenadas confluye en una plaza ochavada. Tres puertas de acceso y la iglesia se sitúan en los cuatro puntos cardinales de la misma.

En Mesones de Isuela se emplaza uno de los castillos medievales más impresionantes de la provincia. Su fisonomía exterior se debe al arzobispo de Zaragoza Pedro Fernández de Luna, que lo reformó en el siglo XVI. Posee seis torreones en su perímetro y en el interior de uno de ellos el prelado mandó construir una bella capilla con una techumbre mudéjar que combina pinturas y una grácil estructura de madera. En Mesones, merece la pena visitar también la iglesia parroquial y la ermita de San Vicente.

La próxima parada de la ruta es Illueca. Presidiendo la población se vislumbra el palacio natal de Benedicto XIII, el Papa Luna, convertido en hospedería. La iglesia parroquial resulta muy interesante por su decoración interior de yeserías barrocas de pervivencia mudéjar.

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