lunes, 20 de diciembre de 2010

Las torres más hermosas

Mudéjar fue la palabra más escuchada en la mañana del pasado jueves 16. Su significado fue el más solicitado por la parroquia, no por la de San Pablo ni la de San Gil ni la de la Magdalena, sino por la de los 40 atentos alumnos. Las precisas explicaciones de María Jesús, nuestra adorada guía de cabecera, sembraron la curiosidad. Los docentes, en notas a pie de torre, completamos la definición como pudimos.
El Teatro Romano, como vestigio de un imperio, no dejaba lugar a dudas. Llegamos, vimos y vencimos. Mudéjar requería un esfuerzo supletorio: retrotraerse en el tiempo ochocientos años y, además, cerrar los ojos para intuir lo que suponía ver trabajar mano a mano, subidos en el mismo andamio, a un musulmán y a un cristiano. Tú ve enladrillando, que de la decoración me encargo yo.
Mudéjar es intraducible. Del afrikaans al yiddish, el traductor online ofrece el mismo resultado. Invariable, obsesivo: mudéjar es mudéjar. Mudéjar es cruce, es mezcla, en una época en la que el mestizaje no era, como ahora, una moda políticamente correcta, sino mucho más: una forma de entender la vida y el arte antes de que se inventara el rollo étnico o se hablara de la fusión nuclear, de la música fusión, del jazz-fusión, de la cocina fusión… Y fue, durante siglos, la forma de elevar torres al cielo, si no las más altas, sí, al menos, las más hermosas.
Y así transcurrió la mañana, mudéjar ella, mezclando los más variados ingredientes. Se fusionaron alumnos de los siete grupos. Se aglutinaron, puntuales, a las 10 de la mañana. Se combinaron el sol y el viento. Se cruzaron en las mismas escaleras del campanario de San Pablo los que aún no habían subido y los que ya habían comenzado a bajar, asustados por el frío. Se aliaron los que ya habían bajado con los que no quisieron subir. Se reunieron finalmente los que siguieron la ruta de María Jesús con los que eligieron una calle alternativa. Y acabamos todos juntos, fundidos y confundidos, deshechos, disueltos, reconquistados por ellas, con la mirada elevada, si no a las más altas, sí, por cierto, a las más hermosas.
Para dejar testimonio gráfico de tanta mixtura y de tanto cruce, 24 fotos 24:

La primera cruz del día: el frío exterior.


Mientras, en fuego cruzado, Europa en llamas.


En un cruce de calles,


San Pablo despierta...


...a los alumnos...


...bajo un cruce de bóvedas.


Natural y artificial:


izquierda y derecha.


Las más altas.


Y las más hermosas,


tanto hacia abajo


como hacia arriba.


La Puerta de los Ajusticiados, por donde cruzaron los alumnos.


Cruce de épocas,


de rumbos,


de miradas


y de ladrillos.


Por un día, el profesorado ocupó la grada


y el alumnado se subió al escenario.


Llegaron, vieron...


...y, como ya adelantamos, vencieron.


Los árboles cruzaron sus ramas


y nosotros impresiones, entre anchoa y anchoa.


Este miércoles 22 cerraremos el chiringuito.
El blog seguirá abierto (si el ponche no lo impide).

3 comentarios:

  1. He pasado un rato buenísimo leyendo tu comentario sobre la visita cultural, admirando el arte de tus fotografías y la gracia de tus piés de foto. Un rato mejor, incluso, que la propia visita y eso que Mª Jesús es una guía insuperable y el disfrtutar de la compañía de alumnos y colegas una gran satisfacción.
    ¡Enhorabuena, cronista!

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  2. Pido disculpas por esa tilde furtiva en la palabra "pies" que se me escapó al escribirla, sin yo advertirlo. No quiero dar un mal ejemplo a nuestros alumnos. Sorry.

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  3. Admirada Gelo:
    Si no fuera por los atinados y furtivos comentarios que me soplas al oído, por tus jocosos análisis y por tus caprichosos acentos emocionales, este cronista daría relatos muchos más tristes y más amargos.
    Así que saca los piés del tiesto lo que te dé la gana.

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