domingo, 31 de mayo de 2009

...Nuestra Championslig

(Sugerencias de música de fondo: Nessun dorma o Viva la vida)

El sufrido lector perdonará mi osadía futbolera, pero el día anterior, sobre el césped del Olímpico de Roma, el míster culé no perdió el tiempo arengando a los suyos en el vestuario antes de salir a jugar. Por fin se ha sabido. Pasó de retóricas y les endosó un vídeo a lo gladiator, con el rostro de los 24 jugadores de la plantilla, y esa fue su pócima mágica para el 2-0: enchufar una pantalla gigante y poner algo de emoción ante tanta estrategia de tiza y pizarra.

Al día siguiente, la cuádriga del Departamento llegaba a su particular final, en nuestro improvisado miniestadi. Con menos épica, aunque con 240 partidos de dos horas en nuestras botas, en un campeonato dividido en dos fases y frente a cuatro equipos por cada auriga. Las dimensiones del césped de la Escuela apenas darían para un rondito, una pachanga de fútbol 4 o para jugar un gol-portero. Pero no importaba, tampoco era cuestión de que nos fuéramos pasando el micrófono para ir entonando cánticos de victoria o ponernos a gritar “Bote, bote, bote, de Italiano el que no bote” (que nadie se piqué).

Sin embargo, aquella tórrida mañana de jueves, la prensa regional caldeó aún más el ambiente. Varias llamadas de Aragón Televisión a la Escuela pedían permiso para grabar con sus cámaras durante la fiesta. Bea atendió el teléfono, al instante se supo en Conserjería, con parada intermedia en la fotocopiadora, y la noticia corrió escaleras arriba, atravesó el quicio de los dos edificios, siguió escaleras abajo, y traspasó el hormigón, hasta llegar al Director, que tuvo que interrumpir la reunión del Consejo Escolar ante un hecho de semejante magnitud.

Hacían un seguimiento por su zaragozano mundo al alumno chino Ignacio (no supieron decirnos su nombre original) y habían pensado introducirse en la fiesta del Departamento para mostrar el ambiente multicultural de Zaragoza. Canciones en portugués, conversación políglota, rostros de variado ADN: marroquíes, chinos y brasileños, rusas y bielorrusas, griegas, suecos, japonesas, palestinos, estonias, senegaleses… y hasta una chino-canadiense y una coreano-alemana rendidos todos ante el mismo taco de tortilla.

A las seis se abrieron las puertas del terreno de juego, donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. Nuestro recreo tenía ya su sitio. A las siete se arrancó Vanessa (cántame por el camino y agarrá a tu cintura te canté, a la sombra de los pinos). A las siete y cinco, y al olor de los cheetos, los que salían de clase traspasaban la efímera raya de cal y se iban sumando (al olor de las sardinas el gato ha resucitado). A las siete y media se descorcharon las botellas de brut. Hora y media más tarde no había ni el más mínimo papel sobre el césped, ni rastro de que allí se había librado una final de campeones. Nada de hooligans: civismo internacional.

Por fin puedo desvelar la receta del éxito (el “sustantivo calificativo” no es mío sino del que me precede siempre en las entradas: An Arco). No somos de quedar los domingos por la mañana para hacer ballpainting en Alcalá de Moncayo ni jugamos a pistolitas láser en ratos libres para aumentar la sinergia de grupo y diseñar estrategias. Cada cual suele ir a su bola. Y mentiríamos si dijéramos que antes de saltar al minicésped del miniestadi nos repetimos el mantra de Roma (sustituyendo tan solo “rivales” y “gol” por los más genéricos “alumnos” y “clase”), las palabras sobreimpresas sobre el vídeo de los gladiators:

"Somos el centro del campo,
somos nuestra precisión,
somos nuestro esfuerzo,
somos atacantes que defienden,
somos defensores que atacan,
somos nuestra velocidad,
somos el respeto a nuestros alumnos,
somos el reconocimiento de nuestros alumnos,
somos cada clase que hacemos,
somos los que siempre buscamos la portería contraria.
¡SOMOS UNO!".

Mentiríamos, porque lo de ser UNO nos suena a misterio trinitario o a mosquetería rufianesca. Y lo nuestro es cuestión de clase, de clases más bien. Por otro lado, el tópico ese de que el vestuario es una piña es otra estrategia más, propia de teletienda. A veces no son piñas sino más bien limas o granadas lo que uno encuentra. Y porque por encima de las epopeyas siempre hemos antepuesto la modesta lírica de la buena voluntad, al más puro estilo Benedetti: …saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo… y cuando digo esto quiero decir contar, aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco.

Y con esa lección, ya aprendida, coincidimos en el Departamento. Dice Andrés (Trapiello) que es más fácil defenderse de un ataque que de un elogio. Otro Andrés (Guerrero) me traiciona amablemente y me obliga a defenderme. Ante un elogio estás siempre vendido, aunque creo que en esta ocasión me resulta excepcionalmente fácil: he tenido la inmensa suerte de contar con los mejores compañeros. En esta época de superfichajes, en la que cuando pides un favor te lo suelen cobrar en negro, hacerlos y recibirlos sin maletín y sin IVA ha sido el mejor botín.

Ofrecerse al compañero es una vieja táctica del dream team: con la veteranía y contundencia del defensa central An Arco, procedente del Racing de Avellaneda; con un centro del campo controlado por Gelovira y su visión de la jugada, fichada al Rennes; con el peligro de la ariete Cronopia cuando pisa el área rival, del Toulouse; y con las incansables subidas por la banda izquierda de Rottenmeier, lo mejor del Hertha de Berlín. Como canterano que soy, mi mérito fue fijarme en estos grandes. Llevar el brazalete en la portería ha sido un honor inmerecido: todos los goles han sido suyos.

Volviendo al desenlace de la fiesta, ya avanzada la noche, en los minutos de descuento, con el partido ya ganado, trasegando jarras, levantando copas y recopas, y hasta lidiando miuras en la barra del Mala sombra, sonó el Viva la vida de Coldplay. Lo reconocimos enseguida, como parte de nuestros entrenamientos.

Pues eso, que viva.

Y Que nadie duerma. Que no nos roben la pelota, Andrelo. Vos sabés: antes despejarla que cedérsela al contrario.

P.S.: La telearagón nunca llegó. Mucho mejor. Hace años que perdimos la fe en los planes del señor Marshall.

6 comentarios:

  1. Pedrito el de italiano1 de junio de 2009, 15:35

    Xa vi recién tu testo porque iniesta mañana estaba de turno guardiola. Decís que no me piqué y yo te digo que si me busquets y querés tocarme los yayás me pondré silvinho. No bojan a sentirme henrido por eto, que no valdés la pena. Así es voy a abidallo todo.

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  2. rectificación de predrito el de italiano1 de junio de 2009, 15:39

    Pequeño cachorro de Lionel, quería decir que staba de "touré de guardiola"

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  3. El Pelo de una Gamba1 de junio de 2009, 16:42

    Perdón, pero a mí los de "cul"(é), me pone los pelos de la nuca de punta. Menos mal que tengo al Extranjero de marismeño-capitán-brazaleteado protegiéndome la retaguardia frente al enemigo, porque lo que es a mí, me pasa lo mismo que al sabio de Hortaleza, que decía que por ahí no le cabía ni el pelo de una gamba.
    Ah, y seguid jugando al fútbol que ya veréis lo que os pasa por jugar a cosas de hombres!!

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  4. melmoth esquizoide1 de junio de 2009, 17:09

    A mí lo de Guardiola también empieza a hartarme justo cuando acaba de nacer. Tanto seny, victoria y diseño mosquea. Además, yo que soy cule magré moi, yo que tengo recuerdos intrauterinos de hincha culé, yo que nací en el foro, no puedo dejar de pensar que más dura será la caída. O aún peor, que esto sólo puede ser el preludio de una gran cagada. Cuando llegue, volveré a ser de mi barca. Lo de coldplay, por cierto, es la versión guay del grito de Millán Astray

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  5. ¿A cómo está tu cláusula de rescisión, Pedrito?

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  6. ¡¡¡Estáis reventando el mercado!!!

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