sábado, 11 de diciembre de 2010

Me llamo

La nueva serie que comienza a publicarse dentro de pocas horas es obra de los alumnos de 2º de Básico (octubre 2010-febrero 2011) que han querido saltar al ruedo de este blog, en un lanzamiento sin precedentes, solo apto para valientes.
Me llamo R. Soy de Z. Soy así y asá. Me gusta esto y lo otro… Estas eran las sencillas pautas de partida. De paso, recordaban que los verbos de movimiento (ir, venir, llegar) marcan el destino con la preposición a, practicaban los pasados (la última vez que fui a mi país…, en los últimos meses…), afianzaban estructuras comparativas (España es más/menos…que…) y demás "gramaticalidades" por el estilo. A partir de ahí, los límites, como siempre, los ponían ellos mismos. Hay quien se explaya abiertamente y hay quien, abiertamente, sintetiza. No se pretendía hacer una radiografía personal. Ninguno de estos escritos aportará nada que no haya sido ya predicho o escrito por artículos y estadísticas de sociólogos y politólogos.
El respeto por las vidas ajenas, la prudente distancia, incluso, es un buen instrumento para las 120 horas por curso que pasamos en el aula, frente a frente. Pero uno a veces es capaz de atisbar en una mirada perdida una suerte de jetlag cultural, o de reconocer una emoción especial tras las pupilas, en forma de fulgor, o de intuir la importancia de una llamada transpirenaica o transoceánica al móvil, que no debería haber sonado en el aula. Acueductos tiene la vida...
La mayor parte de las veces hablamos el mismo idioma: nos levantamos, nos bañamos, nos vestimos, desayunamos, abrimos la puerta... Y confirmamos que en esta extraña ciudad también hay una tierra común, la de los sentimientos, que no tiene mucho que ver con los himnos y las banderas de origen.
Un buen lector, como tú, sabrá advertir lo que muestran y esconden sus palabras, discernir entre el “allí y entonces” y el “aquí y ahora”, concluir que no somos los que éramos y que por eso somos más auténticos que nunca, adivinar –quizás- que si todos fuéramos extranjeros nadie sería extranjero. Sin lugar para la tristeza ni para una tesis sobre la nostalgia.
Así de simple: Me llamo.
P.S.: No es este el momento de personalizar, pero nos encanta saber que contribuimos modestamente, con mejor o peor fortuna, a alcanzar un sueño común para todos ellos, personal y público, íntimo y publicable: aprender español.

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