(Por Diana Ivanova)
Estudié en Primaria desde los 7 años, luego, después de 3 años pasé a estudiar en Secundaria-en otro colegio- hasta los 17 años. En aquella época era habitual que los niños estudiaran mucho, así que estaba muy ocupada todos los días: estudiaba en el colegio por la mañana, después iba a la escuela musical y al club deportivo.
Me encanta acordarme de mi primera profesora en Primaria. Ella amaba su trabajo y nos daba no sólo lecciones sino que enseñaba cómo ser una buena persona. Explicaba lo que no podían explicar los padres y nos dedicaba tanta atención como necesitábamos. Ahora entiendo la importancia y se lo agradezco. Además recuerdo que en el primer año de colegio no tenía nada que hacer, sabía más que los otros alumnos, decían que era superdotada. Al final del año escolar ella sugirió a mi madre saltarme el grado siguiente y enseñarme de otra manera, pero estaba tan asustada de perder a mis amigos que me eché a llorar, así me dejaron en paz.
A pesar de que aprobaba con sobresaliente sólo recuerdo cómo escribir en lengua rusa sin faltas. Pero seguro que los conocimientos están escondidos en el fondo de la memoria y creo que es posible sacarlos algun día por necesidad.
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