jueves, 19 de mayo de 2011

El amor existe

Ocurre impepinablemente en los últimos años. Hacia mitad de curso, una vez doblado el cabo de Hornos, solemos poner en marcha la caprichosa rosa de los vientos. El Departamento de la Nada se transforma en una laboriosa agencia de viajes y empieza a girar la bolita del destino, dando vueltas a la ruleta: ¿norte, sur, este, oeste?

¿Adónde se dirigirán esta vez nuestros pasos? ¿Por dónde nos dará el aire? ¿En qué dirección soplará el viento? A Gelovira se la lleva el noroeste del Moncayo. An Arco mira en derredor y ve solo un extenso desierto. Yo recuerdo que, durante las deliberaciones, anoté París, Venecia, Verona, pero no llegué a pronunciarlo, y permanecí atento. Antes de que el tiempo se nos echara encima y terminara por aplastarnos, miramos uno de nuestros múltiples calendarios y marcamos, con un enorme trazo, un círculo rojo, algo achatado en su parte superior, como simulando un corazón, sobre el segundo jueves de mayo: día 12.

Pasaba el tiempo y aumentaban las dudas. Deshojando la margarita del geodiccionario, a letra por día, empezamos por la A (Albarracín, Ainzón, Alfajarín, Artieda…). Una semana más tarde estábamos en la G (Garrapinillos, Graus, Guadalaviar, Gurrea... ). Y dos semanas más tarde nos plantamos en la T (Tarazona, Teruel, Torrelapaja, Trasmoz…).

Teruel, ¿alguien dijo Teruel? Y ya no pasamos de ahí. Sabíamos sobradamente que Teruel existía y existe. Allí tenemos familia, amigos, exalumnos… Sabíamos por propia experiencia que Teruel no tiene mucho que envidiar ni a París ni a Venecia ni a la misma Verona. Allí se da fe de “la historia de amor más hermosa jamás contada”, en palabras de la guía, y allí guarda Gelovira una pasional historia de amor juvenil que no voy a desvelar aquí. Una historia que haría estremecer los cimientos del Mausoleo de Los Amantes. Un relato semiclandestino, hecho de buhardillas, ferrocarriles y más. Que lo cuente si quiere.

Y de allí forma parte una amiga especial (Salinaaaaaas!) que nos dio la llave para hacer realidad lo que solo existía en la imaginación. Sobre la verosimilitud de esta sensual historia podéis preguntarle a cualquiera de los 50 alumnos compañeros de viaje. O, si tenéis oportunidad, al mismísimo Sr. H. (H de Hombre), nuestro H. fuerte en toda esta odisea, el factótum, al que identificaréis fácilmente porque lleva en las fotos una hache (H de Héroe) grabada sobre su cabeza.

Ya sólo quedaba elegir, de entre todas las

Y poner luz roja en el estudio:
Silencio, se graba.
Silence, please. Exams in progress.



 En cuestión de segundos, los semáforos se pusieron a nuestro favor. 
Luz verde.

El público se entregó al speaker ya antes de poner el motor en marcha.

 Las señales eran inequívocas de que íbamos en la buena dirección.

 A la llegada nos hablaron de la típica película del "crisol de culturas".

Nosotros pusimos la figuración,

 sin necesidad de extras.

Y lo que verdaderamente cautivó nuestra atención 
fue el desgarrador relato de la trágica historia de amor

 de Diego de Marcilla e Isabel de Segura. 
(Perdón, estos no son).

Pero volvamos a la guía. El amor por su profesión

nos contagió la pasión por los símbolos,

el amor a unos colores

 y el amor por el color, así, en general.

El amor por/a/en/sobre una ciudad,

El amor por las torres que se construyeron... por amor.

El amor por volar, por seguir viajando.

 Y cuando creíamos que ya lo habíamos probado todo,

nos volvió a unir el amor por la comida,


 el amor al arte,

 al arte en el arte,

 al arte por el arte

y a los artistas principales.

 El lado femenino parecía tenerlo claro. 
Al unísono, todas habían parecido entender esa misma mañana 
que Isabel le negara a Diego un beso en vida 
y prefiriera esperar a dárselo en el otro barrio.

 El sector masculino, distraído, miraba para otro lado.

Dejando a un lado el clásico debate, 
de todas las sublimes pasiones posibles,

 y por encima de los grandes momentos de éxtasis,

nos venció el amor a la Fotografía,

a las fotografías, a que nos las hagan.

 De exteriores

 y de interiores.

 Lo dicho: de exterior

y de interior.

 Como en todo viaje pasional, aprendimos una gran lección: 
el arte de la paciencia.

 Y supimos esperarlos a la vuelta sin dejar a nadie en el camino.

 Como caballeros galantes (que ya éramos),

nos encantó esperarlas.

 Juraría que aquellos cielos -¡Cielos, Teruel!- fueron verdad,

pero a la salida de Albarracín, al ver cómo retiraban los decorados,

 nos dio por sospechar que tanto amor y tanta belleza 
habían sido un gran espejismo.

 Fuese lo que fuese, ninguno de estos momentos se perderán 
como lágrimas en la lluvia

mientras haya alguien (o algo) que nos lo recuerde a la vuelta. 
Alguien que lo reconozca, nos lea y lo sepa interpretar. 
Porque existir existir, existe. Podemos probarlo.

6 comentarios:

  1. Tú sí que sabes, Extranjero. Tú sabes que el amor existe. No todo el mundo alcanza esa sabiduría. Y, además, no tienes que demostrarlo, porque lo transmites en todo lo que haces.

    Me alegro mucho de que disfrutarais de una jornada tan sensual y amorosa en la Ciudad de los Amantes. No podía ser de otro modo, porque el amor persiste, permanece y pervive más allá del tiempo y el espacio, de las fronteras y las dificultades, como en la bella historia de amor de Isabel y Diego. Por eso, no necesita intérpretes ni traductores ni mediadores culturales. ¡¡¡El que lo siente, lo consigue!!! ☺♥☺

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  2. No tiene mérito. Casi todo lo aprendí -torpemente- en el cine: "Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco...". La frase es de la película Cuando Harry encontró a Sally. ¿O era a Saly?

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  3. Saly vio 'El secreto de sus ojos' y23 de mayo de 2011, 0:59

    Yo también aprendo mucho con el cine. Otra de película: TEMO + A = TE AMO.

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  4. Doy fe de que el amor existe y lo pruebo con una confesión muy personal: pasados ya 40 años del episodio turolense al que hace referencia El Extranjero, todavía me estremezco muchas veces al verlo a "él".
    Y, como siempre, mi más clamorosa felicitación a nuestro cronista por ese reportaje tan genial. Realmente vives, Extranjero, porque no dejas de "inventar".

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  5. Hola a tod@s!

    He recibido una serie de comentarios que, pese a que estamos en territorio anarquista, no me parecía indicado publicar. Por eso mismo he sido yo, An-Arco en persona, quien los ha borrado.
    Sobre los criterios que he seguido para hacerlo es tan simple como mi criterio, único, personal, experimentado, respetuoso, pero sobre todo porque soy el JEFE y, en caso de conflictos, es el JEFE el que toma las decisiones.

    Querido Anónimo o Anónima, querida Hadah: No he aprendido yo solo a borrar. Fuiste tú quien primero lo hizo y sin avisar.
    Eres bienvenida siempre que quieras. Pero lamentablemente, no todo está permitido.

    Un abrazo para todos

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  6. Y yo pienso que lo que es íntimo en la intimidad debe quedar, así como lo ofensivo hay que tragárselo, porque siempre será injusto vocearlo.

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