jueves, 5 de mayo de 2011

Parte de mi silencio


(Por Julita Skotarska)

Hace unos años asistía a las clases de un instituto católico cerca de Cracovia. Creo que era una escuela muy buena, aunque bastante conservadora. Recuerdo bien lo estresada que estaba teniendo que estudiar mucho de muchas cosas, así que no tenía tiempo para las cosas que me parecían importantes en este periodo, como leer más de literatura, etc.

Mi profesor favorito enseñaba inglés y era tan original que después de un año la dirección del instituto lo despidió. Me parece que sus clases eran no solo la oportunidad ideal para aprender muy bien el idioma, sino también para ser escuchado e inspirado.


Mi instituto fue creado en 2003, así que cuando empecé a estudiar ahí todo era perfecto: teníamos una piscina donde cada día participaba en las clases de natación, salas de deporte y un gran comedor. Todo era nuevo y limpio y deba la sensación de seguridad.

Sin embargo no estoy segura si los recuerdos que tengo son en general buenos... Una vez organizamos una obre de teatro en la clase y después la presentamos en frente de toda la escuela. Yo no quería participar, porque siempre tenía problemas para hablar en público, pero en esta institución había muchas cosas que se debían hacer. Cuando llegó mi parte, me quedé en blanco y me olvidé de todo lo que tenía que decir. Recuerdo muy bien ese silencio.

Quizás, aunque mi instituto tiene reputación y es bueno, merece de mi parte silencio, por toda esta presión y el ambiente de constante obligación.

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