miércoles, 18 de enero de 2012

Amalia. (De Ildikó).

De Abanico. Cuaderno de ejercicios. Editorial Difusión. Barcelona, 1995.




(De Ildikó László, 1º Nivel Avanzado)

Querida Amalia:

Para empezar, quiero dar las gracias por tu carta y por haber elegido a mi para darte consejos en este tema tan serio y complejo. Es un problema difícil pero no desesperado.

Tengo que afirmar algo muy importante ya al princípio y es que no existen mujeres feas. Hay menos atractivas y poco llamativas pero olvida la palabra "fea", por favor. Tienes que fiar en tu misma y caminar con la cabeza bien alta. Me imagino que tienes un gran corazón y por eso nunca rechazas a nadie. Estoy segura de que muchas personas abusan de tu confianza, y pienso que tu marido ya también ha pedido suficiente favor de ti. No me sorprende que ya no puedas sentir dentro ese "fuego" por él. Ha llegado la hora de que hagas un cambio radical en tu vida. Olvídate a los amigos y compañeros que solo aprecian en ti la inteligencia y piensan que eres el pez rojo que cumple todos sus deseos. Y si eres fuerte, creo que tendrás que hacer lo mismo con tu marido.

Aseguras que te mira sin decir nada y luego te pide que te salgas sin él. Este atitud no es normal en un matrimonio. Puede ser que él esté más a gusto sin ti y que busce otras posibilidades de divertirse, por supuesto sin su exposa... Un día invítalo a salir contigo , y si la respuesta es negativa ya sabrás la solución: EMPEZAR TU NUEVA VIDA COMO SOLTERA).

Además no creo que sea por casualidad que te fijes en otros hombres. Esto significa que en tu hogar no te hacen feliz y que ansias otra vida.

Para terminar, no tengas miedo a empezar tu vida de nuevo y dar un giro de 180 grados. Descúbrete y deja que tu lado más sexy y femenino gane terreno. Consiente tu cuerpo y tu alma más porque lo mereces. Te aconsejo que te vayas a la peluquería y que compres ropa nueva. Pasa unos días en un hotel o en un espa y solo piensa en relajarte. Nunca jamás dejes que alguien te vuelva a abusar porque tu eres guapa tanto dentro como fuera.

Saludos cordiales,

Ildikó László

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