martes, 2 de octubre de 2012

Vera


En cuento “Las zapatillas rojas” en el libro “Mujeres que corren con los lobos” empieza con una advertencia: “fijaos bien en vuestros zapatos y dad gracias de que sean sencillos pues uno tiene que vivir con mucho cuidado cuando calza unos zapatos demasiados rojos” 

La clave es que la función básica del calzado es proteger y defender nuestros pies, la base o plataforma que nos sostiene y nos permite movimiento y libertad. 

A mí ver los modelos actuales, demasiados altos, “rojos”, extravagantes, reflejan una contradicción muy antigua entre las mujeres: por un lado el uso de objetos externos como símbolo de poder, para diferenciarse o destacarse como persona, para ser amada o valorada. Por otro, la búsqueda de su identidad, su verdadero yo, su naturaleza salvaje – sin complementos, maquillajes o superficialidades.

En ese contexto la advertencia cobra sentido, o sea, no se puede ser uno mismo – libre, verdadero, natural – sosteniéndose en una plataforma tan irreal. Y si los zapatos pueden decirnos algo acerca de lo que somos, más aún de lo que no somos, de lo que aspiramos a ser. No obstante, si no tenemos los pies bien plantados en la tierra, es probable que no tengamos ni fuerza, ni equilibrio, ni sensatez para resistir a las obsesiones y las falsas promesas de convertirnos en algo que no somos, no importando cuantos pares de zapatos tengamos. 

Vera Ferreira – 1º Avanzado.

2 comentarios:

  1. Isabel Moreno Fernández3 de octubre de 2012, 9:00

    ...totalmente de acuuerdo, te felicito.
    Yo uso zapato plano para no perder de vista el mundo en que estamos ¡y para caminar y hacer ejercicio! es más natural y más sano.

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  2. Me ha encantado tu comentario en torno a los zapatos. Haces un análisis a mi entender muy certero sobre el tema. En pocas palabras desarrollas todo un tratado psicológico con el que yo estoy totalmente de acuerdo.
    Y sonrío al recordar que en mi juventud, cuando conocía a un chico, siempre me fijaba en tres elementos de su persona: ojos, manos y zapatos. Para mí eran su mejor definición.

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