Erase una vez un castillo que era de la reina Amanda y su marido Esteban. Era un reino
muy tranquilo y pacifico. Todos los habitantes eran felices y respetaban la reina y rey.
Pero un día el rey se murió. Bueno, si se murió o si alguien le ha matado esto no era
claro. La reina era una viuda y era muy triste. Hicieron un grave para el rey Esteban con
su espada favorita. Siempre llevaba la espada que era la espada real, era la espada del
padre de la reina Amanda y el se la había dado cuando se casaron Amanda y Esteban. La
reina era tan triste que se retiró a su cuarto. Porque su amor se ha muerto y ella no tenía
niños. Vio su futuro como una pesadilla.
Un día,
De pronto, una hada apareció en su cuarto dijo a la reina que el rey está todavía vivo pero
que puede encontrar el rey en el bosque. La hada explicó a la reina que si le da un beso a
la rana, el rey Esteban, antes de las doce por la noche que se convertirá al rey, como
antes. Mientras la reina se estaba preparando, dio el orden a su guardaespaldas que
prepare el carro. El guardaespaldas corrió a los estables y para cumplir su orden lo más
rápido que pudiera.
Cuando llegaron al bosque habían muchos cazadores que miraban quién entró al bosque.
Un cazador, que era el jefe del grupo de cazadores, con el traje típico de Escocia,
preguntó a la reina que podía hacer para ella. ´Busco una rana verde con unas manchas
negras en la espalda y que lleva una corona´, dijo la reina. El cazador, con la pistola en
las manos, pensó y respondió: ´Lo he visto, pero no me acuerdo donde.... Si me invitas a
una cena un su castillo, quizás me acordaré´. La reina aceptó la propuesto del cazador y
el cazador dijo que ya se ha vuelto al castillo. Amanda miró al reloj y vio que era casi las
doce. Todos volvieron al castillo rápidamente y allí estaba la rana: esperando en la puerta.
La reino corrió, como nunca había corrido, saltó y le dio un beso. De pronto, una
explosión de estrellas ocurrió y la rana se ha vuelto en el rey. Las campanas del castillo
sonaban y el rey y la reina se daban cuenta de que todo era normal. Desde aquel día
todos fueron felices y comieron perdices.
Carolien Chehab
Carolien Chehab
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