miércoles, 5 de diciembre de 2012

Vera M.

Vivía una vez en un castillo horroroso una señora, al parecer la más mala del pueblo porque no tenía buenas relaciones con nadie. Tenía una hija que no la conocía nadie, porque su madre con maldiciones la convertido en rana. 

La pobre muchacha estaba encerada en una quesera en la mesilla de noche de un cuarto oscuro y feo. Todo el pueblo llamaba la señora bruja. Un día un hombre valioso, el cazador del pueblo se atrevió a matar la bruja y salvar la pobre muchacha. Para eso necesitaba un arma y un hada madrina para poder convertir la rana en muchacha. Con el apoyo de todo el pueblo el cazador fue por la batalla. Por el camino encontró un cartel señalando los kilómetros que le faltaba hasta llegar al castillo. 

El camino era muy estrecho y dificultoso para andar. Un camino que nadie se atrevía pasar porque todos hablaban que tenía una maldición el camino hacia el castillo. Cuando llegó el calzador todo cansado, se dió cuenta que por el camino perdió su arma. Entonces encontró una espada y entro en el castillo. La bruja estaba sentada en su tocador pintando se y el valioso hombre le hizo pagar su culpa. La mató por poder salvar la inocente chavala. El cazador hizo un ataúd para meter el cadáver y encima apuñaló la espada con que la mato. Entonces apareció el hada y libró la rana convirtiéndola en una chicha preciosa.

Vera Minkova Peneva 

1 comentario:

  1. Isabel Moreno Fernández10 de diciembre de 2012, 9:04

    El que se suele convertirse en rana es el príncipe, es curioso, pero al grano: siempre él las libera del mal y así andamos nosotras desde hace siglos buscando a nuestro príncipe.
    Una relación de pareja es esencial porque sólo con ella te das cuenta de que somos más parecidos de lo que parece...aunque el sueñecito infantil con tu príncipe y los caprichos de princesa pueden durar siglos... así como la fijación de libertador del príncipe.

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