jueves, 31 de enero de 2013

Vera F.

A mí me ha gustado mucho el texto, porque trata de un tema muy presente debido a la necesidad de rever los actuales modelos de educación y los métodos de aprendizaje. La educación, desde una perspectiva real y verdadera de desarrollo y de potencialización de capacidades y talentos innatos a la persona, siempre ha sido para mí un tema de gran interés. Ser educadora ha sido una de mis aspiraciones, y quizás lo he sido en algunos momentos de mi experiencia profesional, pero creo que no todo lo que a mí me hubiera gustado ser.

Para mí, las mejores historias y los ejemplos de vida más impactantes, tienen relación con personas que realmente fueran educadoras, que supieron ejercer una influencia definitiva en la vida de las personas. 


Yo creo en la educación como sinónimo de desarrollo integral, y por lo tanto, creo que debería ser capaz de formar personas no sólo desde la perspectiva de “la economía del conocimiento”, sino también considerando la posibilidad de que uno pueda vivir y realizarse plenamente. En ese sentido, el saber hacer - a través de un conjunto de habilidades, talentos y capacidades - es muy importante, pero también lo es el saber vivir-desde una perspectiva ética, tolerante, multicultural, solidaria e interdependiente. Estoy plenamente de acuerdo con los tres fundamentos defendidos por el autor del texto; Creo en las matemáticas, en el pensamiento lógico y racional como antídoto contra las supersticiones, las creencias ingenuas, los prejuicios y tabúes que frenan el desarrollo y la aceptación de nuevas ideas, análisis y el avance de las sociedades.

También creo el la necesidad de saber expresarse, argumentar, defender ideas y opiniones porque indica capacidad intelectual y pensamiento crítico, los cuales permiten a uno ser lo que es y expresar verdaderamente lo que piensa, cree y siente. Finalmente, estoy de acuerdo con la necesidad de dominar el inglés, porque es un instrumento de comunicación e interacción imprescindible en un mundo que cada ves es más pequeño, más conectado y más interdependiente. 

No obstante, aunque con otros matices, tengo la sensación de que este modelo es tan tecnicista cuanto el modelo inspirado en Taylor, para entrenamiento de mano de obra capacitada a atender las demandas de la industria y del mercado. 

Esa “economía del conocimiento” no considera, a mí modo de ver, que el ser humano, tanto cuanto el mundo, es una entidad compleja y, por lo tanto, el modelo de educación también tiene que ser complejo, múltiplo, amplio e integral. Para tanto, deberíamos considerar también el desarrollo de múltiplas inteligencias – musical, cinético-corporal, lógico-matemático, lingüístico, espacial, interpersonal e intrapersonal. Finalmente, el modelo de educación defendido por Edgar Morin, autor de la Teoría del Pensamiento Complejo, nos da una idea del tremendo desafío que supone crear un nuevo paradigma de educación que realmente responda a las demandas futuras, no sólo del mercado pero de toda la humanidad. En su libro “Los siete saberes de la Educación del Futuro”, nos presenta su concepto de educación basado en los siguientes aspectos:

1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento; 
2. Una educación que garantice el conocimiento pertinente; 
3.Enseñar la condición humana; 
4.Enseñar la identidad terrenal; 
5.Enseñar a enfrentar las incertidumbres; 
6.Enseñar la comprensión; 
7.Enseñar la ética del género humano.

Vera Ferreira

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