sábado, 4 de mayo de 2013

Eva B.

(Enlace al blog de Mónica Cruz)
Los que ya no los tenemos cerca, sigamos recordándoles y celebrándoles
Leyendo este artículo sobre los ancianos es inevitable no recordar mis abuelos y mi encanto por la gente mayor.
Como era hija única, mis abuelos, que vivían conmigo, eran a veces como hermanos, otras veces creo que cambiábamos los parentescos y ellos eran mis niños… ¡Y la verdad es que a mí, me encantaba cuidarles y me acuerdo que a ellos, les encantaba que los cuidara, los mimara y que los comise de besos… como auténticos niños!
¡Me acuerdo que incluso cuando mis padres volvían del trabajo hacíamos quejas del comportamiento entre nosotros como los hermanos que se pelean entre sí!
La verdad es que cuando se murieron la forma más bonita que encontré para afrontar su falta fue la que la autora comenta seguir recordándoles y principalmente seguir actuando según muchas cosas bellas que me enseñaron.
Mi contacto con niños, siempre fue muy escaso, porque no tuve hermanos, ni sobrinos, ni hijos.. Y por eso creo que siempre encuentro más facilidad en comunicar con la gente mayor y realmente siento esa misma ternura, que la autora comenta, actuando por veces como se estuviera delante de un bebé.
Y el último mayor que conocí fue en una tarde de aire y lluvia en Zaragoza - me abrigué en el Cine Eliseo - y pensé voy a fumar un cigarrillo y tal vez la lluvia pase… A mi lado estaba Álvaro… Un anciano con quién empecé a hablar sobre el tiempo… Y me comentó que cuando era niño, nevaba en Zaragoza y acabó incluso a contarme cosas del tiempo de la guerra… ¡Me encantó – sin saber me hablaba de Historia, una Historia que yo no viví y que leí en libros…
¡Creo que jamás Alberto habrá imaginado, lo emocionante que fue para mí, nuestro encuentro!







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