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El artículo de Clara Ferrero tiene como argumento principal que nuestros recuerdos son poco sólidos, y que no siempre podemos tener confianza en nuestro cerebro. Hay amplia evidencia que es posible crear un recuerdo falso, como en el caso de un experimento en que siete de los 24 participantes afirmaron acordarse de un evento falso. También había un experimento en la Universidad Western Washington en que el 20% de los sujetos afirmó tener un vago recuerdo de un evento falso, después de la segunda entrevista en que el idea de este evento era planteado.
Sobre todo nuestros recuerdos de la infancia son muy maleables. Sin embargo, también es posible implementar falsos recuerdos en los cerebros de adultos. Eso fue demostrado por un estudio del psicólogo Saul M. Kassin y su equipo. Kassin acusó a los participantes de haber estropeado un ordenador. Después de un tercero afirmó haberles visto tocando el teclado, muchos de ellos firmaron su confesión, aunque todos eran inocentes.
El resultado de este estudio tiene implicaciones políticas muy importantes. Cuanta credibilidad y dependencia podemos poner en las confesiones de personas acusadas de un crimen? Y aún podemos confiar únicamente en los recuerdos de acusadores cuando condenamos a alguien?
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