(Por Anca Belu)
Mi ciudad es Bucarest, la capital de Rumanía. Situada en el sureste del país, la ciudad tiene más de 2 millones habitantes y el segundo edificio más grande del mundo (después del Pentágono), que se llama la Casa del Pueblo. Como turista, la ciudad te encantaría: en el centro de la ciudad puedes pasear por el Casco Viejo, visitar los parques (Parque Cişmigiu), museos (El Museo del Campesino Rumano) y teatros (El Teatro Nacional de Bucarest) y al atardecer salir de copas a los bares y a las discotecas. Pero si te quedas más de dos semanas, prepárate a acostumbrarte al tráfico y la polución.
De España me llevaría el aire limpio, la pasión por las fiestas y la relajación con la que se vive; mis nuevos amigos y unas experiencias multiculturales inolvidables; el olor que el Mar Mediterráneo tiene en Peñíscola y la claridad de los ríos en los Pirineos.
Me traería de Rumanía a mi perrita Aria y a mi gato Billy, mis patines, 50 kg de harina de maíz, un trozo de bosque y unas semanas de nieve para que podamos deslizarnos con el trineo en el Parque Grande y hacer batallas con bolas de nieve.
Mi ciudad ideal estaría cerca del mar y del bosque. Me gustaría tener una casa rústica, con jardín, arboles, flores, animales y vecinos 'majos', para que hagamos fiestas cada fin de semana.
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