martes, 13 de marzo de 2012

Olga

Acabo de ver el video colocado bajo del artículo “Yoga en lencería”. Y puedo decir que esto es increíblemente impresionante. Los movimientos de la instructora Briohny Smyth es una encarnación de control, belleza, poder, gracia y energía pura. No es extraño que un gran trabajo diario, el cuerpo lo agradezca con este equilibrio tan fantástico. De momento personalmente estoy escuchando a mi cuerpo, aprendiendo sus movimientos, pero estoy segura que pronto haré un paso a las asanas del yoga. Tal vez un día yo pueda llegar a la altura de Briohny Smyth.

Es probable que algunos estén sorprendidos de la forma de vestirse de la instructora. Pero a mí no me parece absolutamente nada raro. Además, si alguna vez habéis practicado el yoga entendéis que para que la concentración se mantenga más fácil hay que tener puesta poca ropa.

La práctica del yoga en lencería no infringe su estética ni su imagen porque los valores más elevados del yoga (integración espiritual, compasión, etc.) no dependen de la forma de ropa o de la presencia de ropa en el cuerpo humano.

El otro tema es el uso del yoga en la publicidad. ¿Por qué no? La imagen del famosa tenista Rafa Nadal en la propaganda de coches encarna la fuerza y el poder. Federer representa la masculinidad en la publicidad de maquinillas para afeitar “Gillette”. A su vez, una persona practicante del yoga en los anuncios de lencería o ropa cómoda encarna el verdadero confort, la quietud y la paz. ¿Conocéis algún instructor del yoga que viva solo de practicar las asanas en su apartamento neoyorquino? Gracias a la publicidad del yoga directamente o del uso del yoga en la propaganda de otros productos se abren las cadenas de gimnasios, crece el número de aficionados al yoga, recibe reconocimiento este increíble bello estilo de la vida y… ganan los instructores.

Olga Moiséeva, 2º Nivel Avanzado

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