La lectura del texto me ha inducido básicamente a dos reflexiones: la primera es que la naturaleza del tema es muy compleja pues relaciona cosas conflictivas y, a la vez, esenciales al ser humano – la salud y la vida; la enfermedad y la muerte.
Edgar Morin, filosofo francés, en el libro “El método – la vida de la vida”, me ha sorprendido cuando afirma que “la vida se alimenta de la muerte”. Una referencia que, a pesar de obvia, es difícil aceptar porque impone una responsabilidad. Si trasladamos esa referencia al tema en cuestión, entonces podríamos decir que la salud también se alimenta de la enfermedad.
Resulta obvio que en cualquier campo de investigación médica, los ensayos, pruebas y experimentos, tanto cuanto los errores, efectos colaterales, reacciones adversas o imprevistas son determinantes en el proceso para conseguir un tratamiento realmente eficaz y seguro. Yo creo que son etapas necesarias.
Por otro lado, y esa es la segunda reflexión, si pienso en las personas que son involucradas en esos procesos, quier sea por desconocimiento, necesidad o búsqueda de una esperanza de sobrevida, entonces me pregunto. ¿Con qué derecho se las utilizó? Porque también es obvio que, en muchas ocasiones, los intereses económicos han estado por encima de cualquier ética humana.
En la novela “El Jardinero” se puede tener un ejemplo de cómo muchas vidas fueron destruidas con el fin de probar que una vacuna contra la tuberculosis era eficiente y segura, a pesar de todas las evidencias en contrario.
Por lo tanto, en esa relación entre salud y enfermedad, vida y muerte, existen etapas, procesos, caminos que hay que recorrer. Y los caminos están siempre regados de riesgos, incertezas, dudas, desconocimiento, obstáculos, fallos; No obstante, también la vida está en el mismo camino. Creo que no habría vida, ni avanzo, ni victorias, si no estuviésemos dispuestos a hacer este recorrido.
Finalmente, hay que considerar que hoy estamos hablando de la vacuna del papiloma, pero hubo muchas incertezas antes, en relación a otras vacunas. Creo que vale la pena continuar insistiendo porque el día que derrotarnos al cáncer, será un día de grande victoria.
Vera Ferreira – 1º Avanzado
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