Érase una vez una princesita que vivía en un palacio con su padre y madrastra. Su madrastra era muy bella y tenía fama de ser una de las mujeres más bellas. Cada día cuidaba su belleza y pasaba mucho tiempo frente al espejo. Pero pasaba el tiempo y su hijastra crecía y se convertía en una “flor” muy bonita. Toda la gente empezó a hablar que no había nadie en el mundo más bella que la princesita. Al saber de esto la madrastra empezó a odiar a la hijastra y se puso a pensar como eliminarla.
Un día empezó a realizar su maldito plan. La madrastra encontró un cazador a quien le contó todo que quería hacer. Le ofreció dinero para que fuera un secreto. Los dos fueron al bosque para buscar a la bruja que pudiera ayudarles. En el corazón del bosque estaba la cuerva de la bruja, entraron dentro y la encontraron. La bruja les preguntó que querían y la madrastra se lo contó todo. La bruja preparó un veneno en un perfume que cada día se lo pusiera se hiciera mas vieja.
Al día siguiente la madrastra ordenó al cazador darle a la hijastra el perfume en señal de amistad. Cuando el cazador entró en la habitación y vio a la princesita por primera vez, se enamoró de su belleza y le confesó los planes de la madrastra. Entonces decidieron vengarse y le cambiaron el perfume a la madrastra. A los pocos días la madrastra tenía el aspecto de una bruja, vieja y fea. La princesita y el cazador se casaron y fueron felices y comieron perdices.
Olesya Kurlykova. Curso Avanzado1
lo mas maligno de los cuentos es hacernos creer que la mujer vale por su belleza cual florecilla de campo o es mala remala. Todo menos normal...es decir un poco de cada cosa.
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