viernes, 8 de marzo de 2013

Vera F.

(enlace al artículo del El País)

En primer lugar, creo que es un poco difícil hacer una valoración a cerca del tema porque el yoga tiene tantas escuelas cuantas son las necesidades y objetivos de quienes la busca. No sé mucho, pero sí sé que cada escuela o rama del yoga fue evolucionándose a partir de los objetivos que perseguía y a los que daba más importancia.

No obstante, en general todas comparten el trabajo de relajación, concentración y respiración a través de sus distintas posturas, por lo tanto, realmente no comprendo porqué hay diferencias muy acentuadas en cada tipo.

En el caso del Bikram Yoga, llama la atención el elevado grado de temperatura de la clase. Es cierto que el calor ayuda a nuestro cuerpo a quemar la grasa más eficazmente, redistribuyéndola sobre la estructura muscular, además el calor favorece la sudoración y, consecuentemente a la desintoxicación y eliminación de toxinas a través de la piel.

Otras técnicas – el “Temazcal” por ejemplo - también utilizan altas temperaturas para provocar un estado de entrega y descontrol en los asistentes de forma que no se resistan a aceptar las consignas que les sugiere el terapeuta en el sentido de recordar momentos traumáticos, sentimientos negativos etc… y transmutarlos a través de una nueva postura, visión o aceptación de los mismos.

Sin embargo, yo creía que uno de los objetivos del yoga es proporcionar bienestar, relajación, un “estado de beatitud”, y eso me parece imposible a semejante temperatura.

Me impresiona también la alusión que hace el artículo en el sentido de que mismo en una clase de yoga – que se supone que son frecuentadas por personas más equilibradas - uno pueda estar motivado por la competencia y por el deseo de ser mejor, hacer más, destacarse etc.., aunque eso implique dolor y una sobre exigencia consigo mismo.

Finalmente, no hay que olvidarse que el yoga es originario de la India y, quizás sería importante recordar también que Shakyamuni, el futuro Buda, vivió en el norte central de la India, y que unos de sus más celebres enseñamientos es el del “Camino del Medio” , lo que en términos muy sencillos implica en una aproximación balanceada hacia la vida y la regulación de los impulsos y conductas, un concepto cercano a la idea de Aristóteles del “medio dorado”, por el cual “ toda virtud es un medio entre dos extremos, cada uno de los cuales es un vicio”.

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