jueves, 14 de marzo de 2013

Vera F.

(Enlace al artículo de El País)
Creo que el tema de las faltas de ortografía es, además de polémico, muy pertinente porque la forma como uno escribe puede ser considerada como un reflejo de la si mismo y, en los días actuales, queda plasmado allá donde se escriba. Un de los puntos interesantes a considerar es que, quizás medio sigo atrás, el no escribir bien quedaba disimulado, porque normalmente se escribía en privado. Pero hoy mucho de lo que se opina o se expresa se hace a través de las redes sociales, o sea, que lo escrito ha trascendido del ámbito privado al público y aquellos que no sepan escribir bien quedarán en evidencia porque casi todo mundo hace uso de las redes sociales, bien sea para expresar opinión, presentar un curriculum, divulgar un perfil profesional etc. En estos casos, la ortografía se convierte en una carta de presentación y un referencia ya que entre una opinión bien escrita y otra mal escrita, tenemos la tendencia, normalmente, a hacerle caso a la primera, o al menos a considerarla más seriamente.
Por otro lado, parece ser que a la mayoría de la gente que hace uso rutinario de las redes sociales, o que utiliza los SMS como medio principal de comunicación, les da igual escribir con faltas o no. Si observamos cómo redactan, se hace evidente que el lenguaje escrito está cambiando, quizás porque la gente no percibe que las faltas sean algo grave, o porque escribir así es más guay.
No obstante, yo creo que eso no es una novedad, el problema de las faltas de ortografía, de las dificultades de expresión, tanto escrita cuanto oral, de comprensión y interpretación de testos, es muy antiguo, es de toda la vida. Para mí esta dificultad está relacionada con innumerosos factores – la escuela mismo y sus métodos de enseño aprendizaje, los hábitos de lectura y de escritura, la calidad del material que se utiliza, la motivación de unos y de otros etc…
Sin embargo, creo que el mayor problema es que el enseño de la lengua se hace de forma autómata, repetitiva y con más énfasis en las normas, reglas, conceptos do que en el uso de la lengua como forma de expresión individual y de practicar el lenguaje a partir de uno mismo. Me refiero a que si la lengua fuera enseñada como un instrumento, un medio – de expresión libre, de composición creativa, de descubrimiento del mundo… - quizás sería más fácil, más interesante o simplemente más natural aprenderla tal como es.



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