Vera F.

(Enlace al artículo de El País) Yo si creo en el amor eterno, pero es que estoy de acuerdo con que el amor tiene muchísimas facetas, muchas dimensiones y, antes de nada, es importante aclarar a que estamos refiriéndonos cuando hablamos de amor. Me acuerdo de un profesor, que nos decía que “el gato no caza a los ratones porque tiene hambre, sino por instinto. Da misma forma, nosotros nos sentimos atraídos por muchas personas y experimentamos esas “resonancias positivas”, o “conexiones temporales de emociones placenteras” porque eso hace parte de la naturaleza humana. Eso dicho, en eso sentido, estoy de acuerdo con que ese sentimiento no es ni eterno ni incondicional. Pero, tampoco creo que eso sea amor. Es antes este instinto natural que hace con que seamos atraídos por la belleza, la ternura, la pasión, lo novedoso, lo atractivo y, bien, si esta atracción es recíproca está claro que nos aporta auto estima, auto confianza, optimismo, alegría, encantamiento, enamoramiento, placer. No obstante, creo que esta sensación es muy fugaz, efímera y, desde mi punto de vida, no consolida una base emocional madura, solidaria y altruista para la vida y para los relacionamientos. Creo que hablar del amor en términos de “enamoramiento”, “romance”, “matrimonio” es, como bien dice la investigadora “ demasiado restrictivo”, y no tiene nada que ver con el sentimiento que se edifica día a día, a través de la convivencia, de la amistad, del compañerismo, del placer de estar junto, hacer cosas juntas, compartir un proyecto de vida, un sentido existencial. Para mí, el amor tiene que ver con esta certeza de que estás con quien quiere estar, y cuando miras hacia el futuro, está persona sigue ahí y no por conveniencia o comodidad. Sigue ahí porque es parte de ti, de tu historia, de todo lo que realmente importó; Yo a eso llamo amor. Sin embargo, en relación a este tema, creo que no hay verdades. Lo que hay son las experiencias de cada un; No obstante, creo que lo más importante es que el amor sea una experiencia impactante en nuestras vidas. Vinicius de Moraes decía a este respecto: “… el amor, que no sea inmortal, puesto que es llama, pero que sea infinito mientras dure…”