(Enlace al blog de Mónica Cruz)
Añoro a mis mayores
La primera vez que me pongo tan triste después de leer un texto como este que me suscita la añoranza a mi querida abuela, quien me cuidadaba, protegía, educaba, también era quien compartía mis alegrías y disgustos, quien consentía todos mis caprichos. Aunque me "abandonó" ya hace 6 años, ningún minuto yo he podido olvidar de ella, su dulce voz y su sonrisa. Era una abuela bondadosa y misericordiosa. En su corazón lleno de amor, no sólo daba a su familia, sino también a todo su entorno.
Recuerdo que cuando era pequeña, me quejaba de que la casa siempre estaba llena de mujeres porque lloraban y me molestaban en el momento en que yo hacía deberes. lo perdoné después de muchos años y comprendí el porqué había tantas mujeres demostrando la tristeza delante de mi abuela . Siempre las consolaba.
Mi abuela era una mujer muy trabajadora, asumía todas las tareas de la casa, pero gozaba de buena salud, nunca había tenido una enfermedad grave, salvo un pequeño problema de estomago cuando comía alguna comida no muy digestiva. En su vida apenas visitaba al médico. Por cierto, hasta ahora me ha dado pena de que no pude cuidarla los últimos años de su vida. En aquello tiempo, apesar de que no me oía nada por telefono y muchas veces confundía a mi con mi tía y me costaba colgar el telefono, tenía mucho apego a ella. Gracias a mis padres que me dieron la tranquilidad por haber acompañado a ella hasta su último momento.
Ahora bien, mis padres se están haciendo mayores. Sigo sin poder estar a su lado. Ellos cada día me echan más de menos. Sin embargo, no me lo cuentan, nunca me dicen sus problemas tanto lo económico como de la salud. Al contrario, siempre me piden que me cuide, que descanse y que no me preocupe por ellos.
Mis mayores como todos los mayores del mundo quieren a sus hijos más que a su vida. Ya que no pueden luchar por nosotros como cuando eran jóvenes, pero siempre me mandan lo que me gusta más de la tierra y rezan por nosotros.
Yo siendo nostagio de mis mayores, cada día más. Además, siendo madre complendo el dolor de la separación de una hija. Si pudiera, me gustaría ser magía, todo los días dedicarme unos minutos a mis padres, aunque sólo para que me den la tabarra y ayudarles a recoger la mesa.........
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