martes, 11 de marzo de 2014

¡Besar es bueno para la salud! (y 19): An Arco

Tras leer todos los textos que sobre el tema se han escrito en el blog, me resulta imposible contenerme y salto a la arena para aportar mi visión del asunto.

Besar es bueno para la salud, pero no porque lo digan los sabios ni  los investigadores ni la policía. Besar es bueno para la salud porque te da vida y, si ya la tuvieras, te la engrandece, te la amplía, te roba ángulo de dispersión, te resitúa.

Conseguir acercarte a la distancia suficiente de aquel o aquella a quien podríamos clasificar como tu media naranja o a quien tu intuición considera posible candidat@: eso activa el corazón y lo pone a galopar.

Haber llegado tan cerca activa todas y cada una de tus neuronas y agiliza tus reflejos; percibir el aroma del cuerpo soñado despierta ese olfato dormido por el smog y los perfumes derivados del napalm; mirarl@ a los ojos, actúa sobre el nervio óptico y desenreda tu vista de esa miopía perfeccionista y minuciosa con que gobiernas tu vida en solitario y te transforma en un admirador del astigmatismo, porque te permite ver con claridad un futuro, cercano o no.

Sentir su calor, percibir cómo la lana de su jersey se estira y encoge como afectado por esa electricidad estática que te convierte en estatua de sal a la espera de su siguiente movimiento, hace que tu piel se abra, exhale suspiros de alivio y se desembarace de las toxinas acumuladas por años de destino aciago. Es como ese desfibrilador del que todos hablan y que pocos saben manejar: es esa descarga que te salva la vida y la pone en carrera otra vez.
Esa carne de gallina que se instala bajo la camiseta y que estimula las células sensoriales de la dermis y estimula la termoregulación.

Admirar su rubor o su palidez, los poros de su rostro, las pestañas en un subeybaja, los ojos que te miran de un modo especial, que se detienen en tu grano, en tu lunar, en tu cicatriz, en tu entrecejo, para finalmente descansar en tus ojos, como en un ámbito reconfortante y reconocido, como los gatos junto al fuego del hogar.

Sentir su indecisión, su mudo balbuceo despereza a tus enterocitos y activa el movimiento peristaltico de tu intestino, así que hay que besarl@ pronto o tendrás que salir corriendo a hacer tus necesidades, con todo lo que eso tiene de antipoético y de prosaico.

Y besar, besar hasta sentir el paladar ardiendo y las papilas gustativas aferradas a una saliva cargada de ambrosía, que te va a hacer más fuerte porque te vacunará contra futuros gérmenes, pero que también subirá tu autoestima y tu sensación de mano que te agarra en el vacío de tu caída libre vital.
Besar y volver a besar, paladear, palpitar, activar tus amígdalas para que tus anticuerpos reconozcan a tu amad@ como parte de ti y no como un extraño a quien eliminar.

Besar y sentir cómo hay un ir y venir entre tu hipófisis y tu perineo, vaivén que te sumerge en la iluminación prometida por los orientales. Besar y besar y volver a besar hasta que ese vaivén os enlace a los dos como la serpiente que dicen que habita en nuestra columna.

Apartarse un milímetro para tomar fuerza, aire y para que los pulmones reciban el mensaje urgente de inhalar antes de la siguiente inmersión.

Y volver a caer, como si fuera una recidiva, una agravación homeopática, un caer para levantar, un regodeo de hormonas jugando al escondite por los cuerpos.

Besar y besar sin otra finalidad que la de besar. Sin principio ni final. Sin tiempo, sin límite. Sin pasado, sin futuro. Entretenidos en contar todas las piezas dentales del amad@, como haría nuestro dentista en las revisiones anuales: la limpieza dental de cada año, pero ahora con los últimos métodos y técnicas. Seguros de nuestra salud hasta la próxima revisión.

Y si no me creéis, preguntádselo a Blancanieves, a la Bella Durmiente y a tantos otros y otras que resucitaron tras un beso de amor, un beso de entrega, un beso de vida.

Y si eso no es salud, entonces me declaro en huelga de médicos y de sabios y de impuestos y de políticos. La peor enfermedad, la salud más corrupta está en no tener a nadie a quien besar.

Conformarte con un perro que huele a RoyalCanin, o un gato que difumina efluvios a Whiskas, o un periquito “colocado” por los cañamones. Conformarte con una televisión “del corazón” donde los besos se compran y se venden como mercancía caducada. Conformarte con ver envejecer a los de tu alrededor. Esos son los peores síntomas de una enfermedad grave, vital.

Solo besar nos saca de ese impasse, de ese pozo, de esa vida que nos venden y aceptamos.

Besar es bueno para la salud: es que si no, no hay salud. Por si alguien no se había dado cuenta.

12 comentarios:

  1. "...Y aún estoy por tus huesos abrazado a tus huesos, respirando tu olor".

    No han sobrado 4.495 años para pasar de los abrazos a los besos:

    "...Y aún me saben tus besos al sabor de los besos que se dan con sabor".

    No sé dónde vamos a ir a parar, pero, tras leerte como quien siente unos labios cerca, me temo lo mejor.

    Con lengua.





    ResponderEliminar
  2. Muy interesante disertación sobre el beso, An Arco, una lección magistral. Pero permíteme que a esos besos pasionales añada yo otros besos no menos terapéuticos y vivificadores como son el cálido beso de una madre a su hijo, el beso sincero de un amigo a otro amigo, el tierno beso de un abuelo a su nieto, el beso agradecido de un hijo a su madre, el beso reconfortante de una cuidadora al anciano que cuida, el beso esperanzado de un creyente al santo de su devoción, el beso consolador de una profesora a su pequeño alumno... y tantos y tantos otros besos que se dan con auténtico amor y desinteresadamente. Hasta me atrevo a añadir aquí esos otros “besos”, como los lametones de un perro a su amo, demostradamente sanadores.
    P.S. El empleo del género femenino o masculino en mis palabras, puede sustituirse perfectamente por el contrario en cada caso.

    ResponderEliminar
  3. Caro Extranjero:
    No te despistes: si los tienes por ahí rondando, no los dejes escapar.
    Y sin temor: usa tu lengua de camaleón y tira, tira. Al final está la salud y, sobre todo, la alegría.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  4. Querida Gelovira:
    Te me pierdes en defensas indefensas. Sin el beso salutífero del que hablo, no hay otros besos. Sin ese tronar de corazones al unísono, no hay otros besos. Sin ese galopar de lenguas al encuentro, no hay otros besos.
    El beso del perro no es comparable, pero estoy deseando que me des más datos de tus prácticas caseras.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  5. Exacto, ése es el gran beso que hace que todos los otros cobren intensidad, porque ese beso apasionado te abre a lo desconocido de ti mismo, ahí te rindes a otro desde otro yo más íntimo.Los otros no, aunque son igual de saludables, creo.
    Besar para mí tiene mucho más de alma que de laboratorio científico.

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias, Pandorilla!!!
    menos mal que hay mujeres inteligentes que saben lo que es bueno realmente.
    Los besos sin alma no animan la salud, sino que la agotan.
    Yo soy un enamorado de los besos que conservan la salud: ¡¡un enamorado!!
    Abrazos

    ResponderEliminar
  7. Querido An Arco: Ni me pierdo ni entiendo tu expresión “defensas indefensas” Esto último puede deberse a que no se me ha dado la gracia de poder llegar a ese clímax intelectual que tal vez se requiere para comprender según qué cosas.
    De mis “prácticas caseras”, que yo calificaría más bien como vivencias afectivas, éstas se resumen en sentir la fiel calidez de un ser que nunca falla ni defrauda. Y en su lametón agradecido percibir un cariño infinito. Otra forma de besar nada desdeñable.
    Respecto al beso de amor...Estamos totalmente de acuerdo y lo corroboro yo misma en la práctica ¿Por qué si no iba a sentirme constantemente llena de vida? Y “no me tires de la lengua”, que hasta aquí he llegado.

    ResponderEliminar
  8. Muy querida Gelovira:
    Alejo de mi mente la posibilidad de debatir contigo sobre hormonas y clímax, pues ni es el momento ni es necesario para explicar la expresión "defensas indefensas".
    Quería decir que tu defensa o tu queja estaba condenada al fracaso, porque no tenía relación con lo que yo exponía, al menos en cuanto al meollo se refería.
    Tengo una pregunta muy fácil: ¿los lobos y otros animales se dedican a lamer al primer extraño que pasa por allí? ¿Es habitual la fidelidad en animales salvajes hacia el hombre? Si la respuesta es presumiblemente negativa, entonces todo cuanto recibimos no es más que fruto de "la domesticación", es decir, es un reflejo aprendido, como podría haber sido cualquier otro. Nosotros lo interpretamos como fidelidad, cariño, cercanía... y no es más que respuesta conductista. No digo que no exista y que no se pueda interpretar como tú sabiamente haces, simplemente digo que no es natural y ahí no tiene nada que hacer con el beso que yo proponía.
    No sé cómo interpretará tu amado y bretón partenaire tu insistencia en comparar cuanto él te ofrece desde hace ya tantos años y lo que el perro te ofrece después de oler a otros perros, perras y demás parientes animales.
    Pero no te preocupes, ayer mismo una muy buena amiga -como tú- también me puso "peros" al hecho de que su gato no huele a Whiskas.
    Finalmente, sabes que, pese a mi anarquía vital, no me dedico a entrar en huertos ajenos ni a pisarles los arriates, así que no voy a tirarte de la lengua, porque además la vas a necesitar para tus clases del próximo lunes y para todos los planes y proyectos que nos quedan por realizar.
    Abrazos, compañera

    ResponderEliminar
  9. No confundamos, amigo, que lo que él me ofrece es incomparable. Y pongo punto final.

    ResponderEliminar
  10. No he confundido, amiga.
    Lo que has dicho es justo lo que quería expresar, pero tú dale que dale con el perro.
    Abrazos a los dos

    ResponderEliminar
  11. Ya lo dije al principio. Me lo temía.
    Guau, guau!! Miauuuuuuuuu!!!

    ResponderEliminar
  12. Besar es respirar al otro, absorber el calor de su pasión y quedártela. Besar la boca del amor es lo que llena de "escalovida". El beso es metáfora muda que ocupa tu boca en transmitir y recibir lo más íntimo del ser humano loco de vida. El beso besa la verdad porque no puede ser otra cosa. Cierto, el beso en boca es motor de vida.
    Los besos en plural son cariñosas caricias en la cara, espalda, cabeza, ombligo que estampamos a nuestra gente, nuestras mascotas, incluso a nuestra tierra. Son toques de atención. Son maravilosos guiños cómplices. Besos sonoros, silenciosos y suaves, fuertes, intermitentes; los besos acarician. Los besos son dulces de la vida.

    ResponderEliminar