miércoles, 30 de abril de 2014

Historias de amor (14): Renata

http://www.gonzoo.com/starz/story/como-se-conocieron-tus-padres-1086/

Era un hombre ya con sus 30 y algunos años de una mirada perdida y un tanto misteriosa, con intención en la sonrisa. Sentado en su asiento y la miraba con cierta discreción. Ella una joven de veinte y muchos con la mirada, distraída en lo que veía en la ventana, hacia el paisaje que pasaba por ella con cierto movimiento y de reojo le miraba con cierta timidez.
Ambos iban en el mismo tren en un trayecto entre Budapest y Viena, con distintos destinos. Ella que viajaba sola por Europa y tenía como próximo destino Budapest. Y el acababa de pasar por España.
Entre las miradas tímidas y intencionadas él decidió acercarse y le pedió sentarse con ella. Y fue entonces que iniciaran una agradable conversación. Hasta que llegaran a Viena donde él tenía que bajar. Y no se conformo con un simple adiós y encantado en conocerte. Decidió hacerle una propuesta. Que se bajara con él y pasase un día con él en Viena. Y ella le preguntó:
- ¿Y qué haríamos?
- Él le dijo, pues la verdad es que no sé. Lo único que tengo muy claro es que si bajo ahora pierdo la oportunidad de saber lo que podría haber perdido en un futuro. Y si piensas que puedo ser un psicópata siempre puedes coger el siguiente tren.
- Ella, le sonrió, y le dijo: tengo que ir por mi maleta.
Y fue así que los dos bajaran del tren y empezaran su único día por Viena. En el curso de esa noche, se conocen a fondo, discuten y revelan cuestiones diversas sobre la vida, la muerte, el amor y el sexo. Visitan muchos lugares de Viena y hacen cosas que nunca hacían normalmente.
Descubren que tienen una opinión muy diferente sobre el amor pero si dan cuenta de que algo dentro de ellos cambiaba cada vez que se miraban y se tocaban. Era algo único y a la vez intenso para tan pocas horas que llevaban juntos.
Cuanto más pasaba las horas más cercan estaban de que ese momento se acabara y decidieron despedirse antes de amanecer. Si dieron las manos y él en un gesto muy cariñoso le beso a sus manos. Y le dijo:
- Ahora seguimos hasta que termine el día.
- Ella le contestó, con brillo en los ojos, así debe de ser porque dentro de una hora ya no sabremos nada de nosotros.
Y después de una hora de paseo y larga conversación filosófica sobre la vida, el amor, la muerte… se tumbaran bajo las estrellas y ahí se completo lo que hoy guardan en sus recuerdos.
Llegaba el momento en que cada uno tenía que seguir su trayecto y su destino en este viaje que ni uno ni otro esperaba que fueran tan intensas e inesperadas.
Y se miraran mutuamente y se dijeron:
- Ella: ¿Será este el amor que tu no creías?...
- Él: ¿Será este el amor que tu imaginabas?...
Y cada uno siguió su destino…















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