Las
fotografías llevan fecha del 22 de diciembre de 2017. Aquella mañana, en los
estudios de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión había un ajetreo
inusitado. No tanto por el sonsonete de la lotería sino porque ese era el día
elegido para grabar el Especial de Nochevieja.
Presentadores
con traje y pajarita, en paridad con presentadoras de ajustados vestidos
brillantes se preparaban en perfecto flashforward
para ese ingrávido momento, ambiguo donde los haya, en el que las 24:00 del día
31 pueden ser las 00:00 del día 1, según los recientes manuales de estilo del
viejo gremio periodístico.
La
consigna recibida por parte de nuestra amable guía fue que no desveláramos nada
del programa, que nada de hacer fotos a los profesionales que estaban
trabajando, que tan solo a la gente del
grupo. Tan alto fin estaba destinado a no destripar una gala cuya enlatada gracia dependía de que
nosotros no nos fuéramos de la lengua. De
ahí que, ante tanta responsabilidad, hayamos guardado celosamente el reportaje
hasta este momento.
Antes
de pasar al brindis fin de fiesta, los alumnos se afanaban por prestar atención al léxico
comunicativo, y lo cierto es que aprendieron mucho más que en una clase
cualquiera. Hasta 12 lecciones anoté en mi libreta:
Que
Aragón se escribe con ge
Que
las sonrisas no salen en radio
Que
un plató no es un lugar donde poner el pollo sino un sitio para montarlo
Que
un pinganillo no es una modalidad de carne picada ("-Profe, ¿ha dicho picadillo?")
Que
el 16:9 no está sacado del Kamasutra
Que
el autocue no es un vehículo eléctrico
Que
el chroma no es el femenino de cromo
Que
un monitor no es solo un profesor de zumba
Que
la TDT no es un explosivo
Que
la alta definición no es el fino olfato de los diccionarios
Que
un botijo es un botijo
Que
el backstage es el backstage...
Y
que, por un día, Chino chano, salimos de El avispero, cruzamos el Ebro y nos fuimos hasta Oregón.
Y que fue La pera limonera, porque Menudo es mi pueblo:
Poco después, ya en vivo y en directo, nos fuimos -ahora sí- a brindar de verdad, a nueve días de esa gran cita
con 2018. Y mantuvimos el secreto hasta hoy. Eso que ya sabíamos. Que la lotería
volvió a pasar de largo, que los cuñados no se redimen, que la Pedroche fue la
más vista y que las uvas digeridas y no digeridas en la última cena del pasado año, como
las de esas lecciones recién engullidas, sumaban doce.
¡Salud!
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