jueves, 21 de junio de 2018

De entre los vivos


Llevadme, por piedad, a donde el vértigo 
con la razón me arranque la memoria.
(Bécquer)






De vez en cuando aparece el vértigo. La sensación es un síntoma habitual de comienzos de curso. Vértigo a repetirse, a no saber qué decir, a que no haya alumnos, a que haya muchos, a caer sin red, a no saber caer… Más concretamente, vértigo al futuro, al aula, a la pizarra, a los ordenadores, a hacer fotocopias, a redactar actas, a asistir a cecepés, a  elaborar memorias, a organizar excursiones…Vértigos varios, en esta sociedad de por sí vertiginosa. La reacción más primaria a eso que Andrés Guerrero llama vivir en el alambre.

 

El mismo Andrés que quiso, antes de jubilarse, hacer una última concesión al futuro inmediato del Departamento y se comprometió a organizar la tradicional salida del mes de mayo. Y mandó un correo que lo dejaba todo atado y bien atado. Con algún fleco suelto, en honor a la verdad. Porque si lo de decidir entre a, b y c en una comprensión escrita ya supone un dilema, seleccionar tres opciones de un menú entre ocho primeros, ocho segundos y ocho postres es ya una explosión nuclear. Pero hasta en eso tuvimos suerte, porque el camarero que nos atendió en Alquézar era un rumano poseído por el don de lenguas.


Además, las nuestras (lenguas) estaban ya desatadas tras la parada en Bodegas Pirineos (Naval). A modo de sinopsis, lo que eran viñedos de doscientos agricultores decidieron agruparse en cooperativa, llegando a echarles una mano los bancos locales, que luego, hábilmente, la retiraron para vender la sociedad al grupo gaditano Barbadillo. 


Una historia mestiza, aragonesandaluza, contada en la llanura del Somontano por una desenvuelta muchacha sevillana:



Para entendernos, a las variedades tintas de garnacha y parraleta se le añadieron otras de foráneo pedigrí, como chardonnay y gewürztraminer. Y, a partir de ahí, el reclamo comercial fue tal que así: "Tradición…Innovación. Variedades foráneas conviviendo con variedades autóctonas de gran valor enológico. Mestizaje."



En definitiva, blancos, rosados y tintos, tan distintos y tan iguales, al más puro estilo del Departamento:




Mestizos fue precisamente el nombre de un grupo surgido en Huesca que practicaba la world music a mediados de los ochenta. Y quizás sea el sello de ese Aragón diverso y plural que evocaba aquella olvidada campaña de turismo aragonés, Todo un mundo por decubrir, en la que cualquier escenario lejano resultaba fácil de encontrar si lo combinabas con la magia de Huesca.

El Kremlin

Los Cárpatos


El románico lombardo

 Los claustros de Georgia

Altamira

 Los ríos de Pakistán

 Las cuevas de Capadocia

 Las orillas del Mar Negro
 
Los pueblos del Atlas

El Camino de Santiago

La ruta de La Plata...


Y llegó el Gran Momento Pasarelas del río Vero, excursión descrita como familiar y circular, con un desnivel acumulado de 300 metros y dificultad fácil. Evitamos un día de lluvia o hielo, siguiendo las consignas, pero no previmos que a tanto mareo (por el vino, por la palinca clandestina, por el festival de platos, por las curvas, por las chapas de los guías y por los siempre dispares deseos del grupo) le iba a suceder el momento del vértigo en estado puro: el ancestral miedo a las alturas.


Y así fue como para no desperdigar al grupo más de lo que ya estaba, con la imprescindible ayuda de Niall (un tipo de dos metros que ofreció su espalda para que no vieran nada más allá ni más abajo) logramos que dos personas superaran su angustia. 
Porque protegerlas es protegernos.

De esa manera (a costa de crear varios grupos y de llegar los últimos al bus) 
superamos el miedo a las alturas y todo tipo de vértigos. 

El vértigo a nosotras mismas. 

Al agua.

A los espacios cerrados.


A la toma de decisiones.

 
 Y el vértigo al amor
 
Que al final triunfó, como en las viejas películas.


 
Porque, como apuntan algunos psicoanalistas, quizás el vértigo no sea el miedo a caer sino el deseo de saltar. Y no haya otro guion que el de vivir a salto de mata, pendiendo de un hilo. En el alambre, pero bailando. Para salir ilesos, programados para ser libres. El efecto Aquarius. Para seguir vivos. Libres y vivos. Los más vivos de entre los vivos.

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