Esto que vais a ver, o incluso
leer, no es la visita departamental realizada el último día de otoño de 2018 desde
los arcos mixtilíneos -gracias, Google- de la Aljafería hasta las calles
rectilíneas del barrio de El Gancho. Es
tan solo la representación de la misma, como ya advirtió aquel pintor, belga y
surrealista, empeñado en hacernos ver palomas transparentes, manzanas
ingrávidas, hombres como gotas de lluvia o castillos en suspensión. Gracias,
Magritte:
Porque para que una pipa sea pipa se tiene que poder llenar
y encender. Y para que una visita sea visita hay que aspirar a ella, consensuarla, programarla, imaginarla. Darle un pelín de publicidad y decidir si la actividad
es semiabierta o semicerrada, si va en "Noticias destacadas" o desatascadas. Por
no hablar de otro sinfín de modernos verbos extraños: mapearla, temporizarla, guasapearla, monitorizarla
y hasta egresarla, como hacemos ahora.
Las intenciones del profesorado no fueron en origen muy
distintas de aquellos principios surrealistas que postulaban “cambiar la
percepción precondicionada de la realidad y forzar al observador a hacerse
hipersensitivo a su entorno”. Salir de las rutas rutinarias. No recuerdo dónde, pero juro que leí en algún sitio que el sistema educativo
español debe fomentar el espíritu crítico.
Llevados por ese sueño, pretendíamos llamar
a las cosas con otro nombre distinto, muy por
encima de las convenciones, los lugares comunes y hasta de las mentiras. Contamos,
como siempre, con una tupida red de contactos que se confabularon como en los aliados
de los mejores relatos (María Jesús y Sara, Teresa y Julián, Ignacio y Patrizia). Los nombres propios, los familiares, siempre han sido nuestra mejor terapia.
Porque esto no es una visita. Una visita hay que patearla,
sudarla y olerla. O pasar frío. Hacer esfuerzos por entender al guía. Comerse una mandarina a media mañana. Marcharse antes para recoger a los niños... Esto tampoco es una pipa, ni siquiera una hoguera, pero queda encendida:
De camino... ¿Pero esto qué cosa es?, ¿una exestación?, ¿acaso un solar?...
¿La Aljafería? No solo.
En principio, Qsar al-Surur: Palacio de la Alegría.
Estos no son Sus Señorías. Que son Señoras y Señores.
¿Banderas?, ¿qué banderas?
Esto no es Córdoba.
Ni este lugar fue siempre un oratorio.
Que cuentan que fue la cocina de cuando el palacio fue cuartel.
Estas no son solo dos buenas profesoras.
Que son las mejores compañeras.
Que son las mejores compañeras.
De ambos, no sabría decir quién era el guía,
pero sí quién de los dos hablaba mejor árabe.
Esto no es el interior.
Prohibido asomarse al interior.
Prohibido asomarse al interior.
Esta no es la valla de Melilla.
Ni esta la peor guardería.
Esto no es el Consejo de Ministros.
Ni falta que les hace.
Que me lo paso por el foro (pero ya llegaremos).
No son reyes. Ni princesas. Que son reinas.
Y no. Esto no es el final, aunque ya no haya gente.
A esas horas, con esa luz, el Portillo no era el Portillo.
Parecía París.
Segunda parada: Centro Social Comunitario Luis Buñuel
- ¿Luz? - No, contraluz.
Esta no es una Tierra precisamente plana.
Y esto no es mal rollo, precisamente.
"Estado laico". ¿Laico?
- ¿Qué significa eso, profe?
Esto no es un grupo. Que son Souad, Hang, Ola, Mapi, Raquel, Vivii, Benjamin, Janis, Ahmed, Marí, Mirianne, Melano, Josilane, Valentina, Wasila, Vanya, Sara, Andrea, Fatim, Dje, Zuneera, Alexandra, Laiba, Hind, Yang...
Esto no es un dormitorio, pero podría.
Esto no es un iglú,
aunque algo de frío sí hacía.
Tercera y definitiva escala: Estonoesunsolar.
Todosjuntosotravez
No,
aquello no es una jotera.
Ni este el barrio más peligroso de la ciudad.
Que se enteren los Callejeros de la Cuatro
EstenojuegaenelInter, pero era un buen fichaje.
El capitán del buque - justo debajo del tronco del único árbol-
noesunarquitectomás.
Es Ignacio Grávalos.
No solo a derribar y construir edificios se dedica este arquitecto.
También a crear vacíos donde poder respirar.
Esto no es una huerta. Que es un huerto.
Arte surrealista: una maceta. Nada de un simple lavabo.
Una fuente.
Ups!! (Se me ha colado)
Estonoesuncuatro.
Que es un cuadro.
Cuatro, no.
Que son cinco.
Porque no fue la luna. Que fueron el sol
y las estrellas.
No los planetas, sino una constelación de estrellas más un exoplaneta, que no quiso salir.
Para acabar, esto no es todo 2º de Intermedio, que es solo una de las dos mejores mitades.
Llegó la hora: el que escribe esto no es Magritte, ni belga ni siquiera españolespañolespañol.
Un extranjero entre extranjeros.
Y ahora, si -como yo- creéis que nada de esto es lo que
parece, que ni el texto cuenta nada de lo que vivisteis o que las fotos no os hacen justicia, escribid cualquier cosa para decirme que realmente todo esto tuvo algo
de verdad. Un detalle, un apunte, una impresión, un flash, cuatro palabras.
Contad realmente la visita. Practicad los pasados. El jueves 20 de diciembre... Usad el
condicional, tanto los que sí fuisteis como los que no pudisteis. Me gustaría que la próxima vez... También a los
que les pudo el frío y ahora os tiráis de los pelos. Me habría gustado... Poned en palabras vuestro estar y todo vuestro ser ;-)
Cojo mi pipa, la de madera, y procedo al encendido. Leyendo espero.
...
Ya veo el humo.
Caro Extranjero:
ResponderEliminarMe encantan las fotos y el texto con que subyugas nuestra impaciencia.
Pero lo que más lo que más lo que más, esos colchones al mejor estilo hippie con un rocódromo incorporado, por si te despiertas por la noche y acordándote de la que te espera al día siguiente, te da por subirte por las paredes.
Evidentemente con tantos colchones y tantas paredes, siempre puedes invitar a alguien a compartir tu cueva.
Abrazos para ti y para las dos entregadas compañeras del departamento
Sabía yo que lo del rocódromo te iba a impactar, porque sé perfectamente que los viejos rockeros (perdón: rockeros jubilados) nunca mueren... ni desfallecen. Gracias, colega!! Nos vemos en los bares!!
ResponderEliminarNuestra visita fue casi un regalo cultural, ojalá todos se interesaran por la otra cara de nuestra ciudad. La Aljafería enamora con tan solo mirar, pero la historia que hay detrás de las torres es impresionante. El barrio de San Pablo nos hace pensar en la diversidad cultural prácticamente desconocida por nuestros vecinos que muchas veces llevan toda vida aquí. Gracias al departamento por propocionarnos una experiencia tan aportadora.
ResponderEliminarMirianne