"FIESTA" es una de esas primeras palabras, iniciáticas y exportables, que aprenden con facilidad nuestros alumnos. A partir del 12 de octubre, por estas tierras, ya nunca la olvidan.
Como dice Fidi por experiencia propia, se aprende al mismo tiempo que SIESTA, y no solo por su similitud fonética. Después de una fiesta, toca una buena siesta, y antes de una buena fiesta, es preceptiva la correspondiente siesta. Spain is esta.
Tiempo más adelante, el alumno llega a clase y en una sesión de léxico descubre que una misma palabra puede llevar vidas paralelas gracias al arte de los sufijos añadidos. Y así, no es lo mismo una fiestecilla como la que montan los alumnos de Piluca que una fiestuqui en casa de Cuqui, que es una de esas amigas pijas que uno siempre tiene, amiga de un amigo.
Fiesteta, fiestilla, fiestorra o aquellas party de décadas pasadas, como decían los fashion. De pijamas, de la espuma, de la cerveza... La del jueves pasado en 2º de Intermedio no fue ninguno de esos vacuos sucedáneos. Fue un fiestón en toda regla. El sufijo -ón siempre marca. Siempre suma. Más es más.
Los ingredientes básicos de un fiestón son básicamente dos.
Mucha comida, cuanto más contundente,
auténtica,
casera,
versionada,
típica,
internacional,
tradicional,
clásica,
amasada,
paciente,
acompañada,
rebozada,
rellena,
glaseada,
dulce,
sorprendente,
...y primorosamente elaborada, mejor.
Con su té marroquí (izquierda) y su té chino (derecha). Y su café (detrás de la cámara).
El segundo de los ingredientes es reunir a la mejor gente. Probad si no. Cuanto más valiente,
ávida,
diferente,
internacional,
creativa,
musical,
expresiva,
comunicativa,
abierta,
dicharachera,
simpática,
alegre
y divertida,
mejor. Mucho mejor.
Con lo más dulce y lo más salado de la clase en el mismo plato (o plató). -No estábamos para tildes-.
Si todo eso se aliña con buena conversación, una improvisada organización y se termina bailando el Gangnam Style (que no, no es chino, sino coreano), el resultado es un fiestón de impresión.
En resumen, y para completar la última clase de léxico, que supimos guardar la fiesta, tal y como manda el calendario, en una mañana en la que todo el mundo estaba para fiestas, y donde tuvimos la fiesta en paz porque nadie nos la aguó.
La guinda la puso el Departamento de Actividades Extraescolares (Javier Brox), que con un par de cheques in extremis salvó al concurso anual del Tijeretón. Lo dicho, fiest-...
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