Vera F.

(Enlace al artículo)
Personalmente no conozco la musicoterapia pero sí otros movimientos muy similares, quizás incluso idénticos, pero que se presentan con otro nombre, por ejemplo Biodanza.
Estoy de acuerdo con que la música es un fuerte elemento de unión y creación de unidad entre personas que, incluso, acaban se conocerse y lo hace porque rompe barreras y genera un sentimiento de hermandad muy poderoso.
Durante el tiempo que vivencié la Biodanza, he podido comprobar que la música y el movimiento tienen el poder de transformarnos, de reeducarnos y creo que el sentimiento de pertenencia que se genera en esos momentos tiene un gran poder revolucionario en nuestras vidas. Rolando Toro, creador de la Biodanza decía que “andar de manos dadas, es un acto revolucionario”.
Cuando hice la monografía de conclusión del curso de Biodanza, escribí:
“… una humanidad más integrada es una de las condiciones básicas para la expansión y libre expresión de las personas y eso hay que poetizar, tejer, cantar y bailar.
…para la construcción de esta humanidad se necesita aquello que es propio de cada uno y al mismo tiempo común a todos, aquello que hace con que uno pueda reconocerse en el otro, porque es alegre, vital y bonito reconocerse. Es como dar un abrazo – cada uno da al mismo tiempo lo que tiene y lo que necesita y eso crea un novo cuerpo, y un nuevo cuerpo también es bonito, alegre y poderoso.
Esta humanidad necesita muchas manos, manos que se junten, no importa de donde vienen, y empiecen a bailar; necesita pies, ojos, caderas, bocas, sudor, lágrimas, emoción, sonrisas, sentimiento, instinto, encuentros… Necesita fundamentalmente un novo mapa y ese mapa se formará con muchos cuerpos entrecruzándose en una gran y alegre rueda para cantar y bailar un mundo nuevo, para bailar la vida”
Aún que parezca poesía o utopía, todo eso tiene sentido para mí, es una visión, una esperanza y quizás la música y la danza tengo tanto poder porque nos permite dejar de sernos indiferentes al mundo y a las personas – el desconocido con quien se baila cobra identidad, su contacto transmite emoción, su mirada cercanía, su abrazo unidad.